ARQUITECTURA DEL DERRUMBE

Arquitectura del derrumbe nace de la necesidad de aprender a habitar lo que queda.
El Palazzo Chigi Albani me interesa como un cuerpo arquitectónico herido: un lugar que conserva en sí las marcas del tiempo, las transformaciones, las pérdidas. Un edificio en estado de espera, un organismo suspendido que ha perdido su función pero sigue cargado de memoria. Un cuerpo atravesado por gestos, huellas de vida, ausencias y capas superpuestas.

No se trata de una ruina ni de un refugio, sino de un umbral: un espacio liminar donde conviven el pasado y la posibilidad.